¿Qué ganan las empresas a través de las políticas de igualdad de género?
A parte de ser lo éticamente correcto, las empresas que desarrollan políticas internas de promoción de la igualdad de género mejoran su competitividad, rentabilidad y conservan ambientes sociales y físicos saludables. Sin importar el modelo de negocio, las empresas socialmente responsables deben comprometerse con el desarrollo de acciones orientadas a la promoción de los derechos humanos y la igualdad de género, incorporada dentro de la cultura y estrategia de la corporación.
Toda organización que avance hacia una gestión de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) debe basar sus acciones en el respeto y promoción de los Derechos Humanos. El derecho a disfrutar de un entorno laboral libre de discriminación por género es igual de fundamental que el derecho a la libertad de asociación, la protección contra el trabajo forzado o la remuneración justa.
La implementación de programas de RSE desde una perspectiva de Derechos Humanos debe estar dentro de la cultura de la empresa y ser compartida por todos los grupos de interés con los cuales la empresa tiene relación. Un primer ejercicio de coherencia de las empresas es mirar hacia dentro: hacia sus colaboradores y colaboradoras.
Hablar de RSE dentro de las empresas requiere de acciones concretas y firmes que promuevan a las mujeres a puestos de toma de decisión, generen mecanismos para la conciliación personal y laboral, promuevan la igualdad salarial, impulsen la inserción de hombres y mujeres en posiciones que no están tradicionalmente vinculadas a su género, así como combatir la violencia, sexismo y acoso sexual laboral.
La OEA (2013) afirma que la reputación de una empresa, su competitividad y sostenibilidad en los negocios está ligada al trato justo y respetuoso que tiene con sus grupos de interés: personas trabajadoras, proveedores, clientes y comunidad.
Dentro de su estudio sobre RSE, Pymes e Igualdad de Género informa sobre los impactos positivos de los programas de igualdad de género dentro de las empresas, entre los que se encuentran
- Atracción de los mejores talentos.
- Disminución de costos de rotación de personal.
- Participación de los hombres en la agenda de la igualdad dentro de la empresa, y en la redistribución del trabajo de cuidados en su vida personal.
- Mejor desempeño organizacional y financiero.
- Aumento de la participación en mercados específicos, dada la incorporación de mujeres en espacios de toma de decisiones, lo que amplía la perspectiva en procesos estratégicos.
- Reducción de riesgos y costos de procesos legales e indemnizaciones ante situaciones de violencia, acoso o discriminación basada en género.
- Fortalecimiento de la reputación de la empresa.
Igualdad de Género y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible
De acuerdo con la ONU Mujeres (2018) el empoderamiento económico y social de las mujeres, dentro y fuera de los hogares, es la base para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible; sin ellos no hay una igualdad efectiva, crecimiento inclusivo ni erradicación de la pobreza.
Las sociedades más prósperas, justas y con economía sostenible requieren que se garantice la igualdad entre hombres y mujeres, así como el acceso a mujeres y niñas a la educación, salud y trabajo decente.
Transformación productiva en la región latinoamericana
De acuerdo con la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y El Caribe, 2018), el crecimiento de la región únicamente podrá ser inclusivo si se incorpora la igualdad de género como pilar para fortalecer la eficiencia del talento humano y del crecimiento económico.
A la par la CEPAL sostiene, dentro de su estudio titulado “La ineficiencia de la desigualdad”, que las políticas de igualdad de género tienen efectos positivos observables en la situación social de las comunidades, fortalecen los sistemas económicos y generan ecosistemas abiertos al aprendizaje e innovación, con resultados favorables en la productividad laboral.
Alcanzar el total potencial de la región requiere de emprender acciones estratégicas orientadas al desarrollo del capital humano, entendiendo que las sociedades más prósperas y productivas son aquellas con mayor igualdad entre los géneros.
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