La debida diligencia le permite a las empresas u organizaciones prevenir, mitigar y responder adecuadamente a los riesgos e impactos que pudieran tener sobre los Derechos Humanos.
Hay que entender que la debida diligencia es un proceso de gestión sostenida que las empresas necesitan llevar a cabo para cumplir con su responsabilidad de respetar los derechos humanos, todo ello de acuerdo a sus circunstancias, sector de actividad, contexto operativo y dimensión, entre otros factores.
Es decir, detectar y abordar las consecuencias negativas sobre derechos humanos que tienen relación con las actividades de la empresa y sus relaciones comerciales en la materia, así como sus alcances.
Para que una empresa pueda cumplir con la responsabilidad de velar por el respeto de los derechos humanos, es imperativo que conozca antes qué tipo de impactos reales o potenciales generan sus operaciones y relaciones y cuál es o puede ser su gravedad.
“Al realizar sus operaciones, las empresas deben asegurarse de no producir impactos negativos sobre los derechos humanos. Esto no es una obligación pasiva: implica tomar medidas adecuadas para prevenir, mitigar y, en su caso, remediar sus impactos negativos”.
¿Por qué es importante para una empresa gestionar la debida diligencia?
Los principales beneficios se gestan en el interior de las empresas, puesto que mejora el gobierno de la empresa, colabora en la consecución de entornos laborables más estables, ayuda a prevenir conflictos y riesgos o a gestionarlos de mejor manera.
Al exterior permite generar una mayor confianza y mejor relación con los grupos de interés y responde a una expectativa de la sociedad actual, al igual que con sus legislaciones y acuerdos internaciones.
Como lo son los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos que contienen tres pilares principales: la obligación de los Estados de promover y proteger los DDHH, la responsabilidad de las empresas de respetarlos y la obligación de reparar o mitigar los daños por omisiones o acciones: directas o indirectas.
Aunque no todas las empresas u organizaciones llevarán a cabo de manera idéntica su proceso, los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos son un conjunto de directrices acordadas por la comunicad internacional sobre normativas internacionales existentes y prácticas para la protección y restitución de los derechos de las personas en actividades laborales.
Éstos se encuentran estructurados a partir de tres ideas centrales: proteger, respetar y remediar.
Entre los Principios Rectores involucrados en la debida diligencia se encuentran:
- Principio Rector 16: Adquirir un compromiso político.
- Principio Rector 17: Hacer un diagnóstico para identificar riesgos.
- Principio Rector 19: Integrar las conclusiones de evaluaciones en sus funciones y proceso.
- Principio Rector 20: Dar seguimiento a los procesos.
- Principio Rector 21: Difundir lo que se está haciendo.
- Principio Rector 22: Aplicar principios de reparación.
¡En marcha!
Antes de realizar cualquier acción es necesario clasificar las medidas a tomar y priorizarlas mediante una matriz de impacto/dificultad, efectuar un examen del beneficio y resultado para poder establecer una secuencia de actuaciones.
Esto daría como resultado el diseño de una hoja de ruta con los proyectos de cambios que busquen reducir los futuros impactos y riesgos en DDHH, establecer mecanismos de supervisión y seguimiento durante todo el proceso, así como de un sistema de comunicación al exterior de la empresa dirigida a los grupos de interés.
Esto último implica también establecer sistemas de reclamación y mediación, para reparar el daño, en caso de haberse efectuado.
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